¿Derecho a la pereza?
El derecho a la pereza está maldito. Se nota que la idea partió de un rojo como Paul Lafarge, yerno de Marx, porque todo lo tiene en contra: Va contra la autoestima, contra la salud, contra la prosperidad, y no digamos contra la moral: Es uno de los siete pecados capitales. Y sin embargo, en nuestra sociedad lo aceptamos como un merecido premio en un momento determinado de nuestra vida: Cuando nos jubilamos. Sí, la jubilación es el derecho a a la pereza políticamente correcto, incluso obligado; nadie sabe qué hacer con esos viejos que no quieren permanecer inactivos, y que fundan asociaciones y ONGs para asesorar a los emprendedores, para acompañar a los enfermos en los hospitales, que nutren de voluntarios a Cruz Roja, la Asociación contra el Cáncer, y de material a los chistes sobre el IMSERSO: ¿Cuál es el animal con una cabeza y cincuenta dientes? El cocodrilo. ¿Y cuál es el animal con cincuenta cabezas y un diente? Un autobús del IMSERSO. ¿Por qué los viejos no nos de...