Historias de Spotify
Muchas veces, cuando me siento delante del ordenador, lo primero que hago es ponerme Spotify. Me enseñó mi hija, y me encanta, porque de vez en cuando dejo lo que estoy haciendo en la pantalla, me levanto y me pongo a bailar con la canción que tengo seleccionada en ese momento. Otras veces me hacen viajar a espacios remotos; remotos en el tiempo, porque con el ídem he llegado a comprobar que los lugares y los viajes nos aportan, nadie lo duda, pero vamos a todos los sitios con nuestra mochila, como diría Marta. Así que, según el "color de mi aura" -vamos a llamarlo así- en el momento que esté, me pongo la lista de Spotify que encaja. Y hoy, no sé por qué, me han tocado las canciones de amor. Que no son tales, porque las más son de desamores, porque, realmente, hay cuatro o cinco desamores -por lo menos- por cada amor; entre otras cosas, porque el amor dura, y el desamor, no. Así que, en el tiempo, pueden caber muchos, muchísimos en el único tiempo...