Buenos días, mundo.
Buenos días, mundo. Ayer fue un buen día, así que esta mañana me he levantado y de decidido sacudirme la pereza y contar algo. Algo. El día no empezó bien. Me faltaban cinco páginas para terminar Patria, y no lo pude retrasar más. Con los buenos libros me ocurre como a los niños cuando van al parque: Salen de casa disparados, pero vuelven arrastrando los pies. Cuando empecé Patria me zampé las 500 primeras páginas en una semana; las siguientes ochenta, en otra semana, y las últimas 20 ya sólo las pude alargar una semana más. Y digo zampé a conciencia, porque "tragarse", "comerse" los libros en este caso me parecían metáforas algo "flojas" para esta novela: es impresionante; impresionante en sí misma, como retrato perfecto de una sociedad en conflicto, pero también impresionante por lo exacta para los que hemos vivido esa época; refleja tan bien lo que pasó, y cómo lo sentía cada parte -los españoles y los abertzales-, que después de esto ya está todo...