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Mostrando entradas de octubre, 2020

Divagando

            Ayer mi hija me envió por whatsapp (guása, dicen ya muchas de mis amigas, y guása creo que aceptará el Diccionario a poco tardar, por el bien de la comunicación sin complejos, que no del buen lenguaje)... Y ya he empezado a divagar, desde el renglón uno. Porque he interrumpido la narración de lo que me contaba mi hija, que con esta digresión del guása ya se ha quedado fuera.           Y es que me he dado cuenta de que divagar es lo mío últimamente. Hace años, pocos, le comentaba a  una amiga que, cuando llegaba el buen tiempo, salía a mi jardín con un libro y una cerveza, me sentaba delante de algún rincón bonito y miraba al infinito sin cansarme, sin hacer nada y sin darme cuenta del tiempo; el libro, la gran excusa, volvía a casa sin abrir, y la cerveza me duraba mucho, mucho tiempo. Ahora que tengo todo el tiempo para mí, esos ratos de bonanza ocurren casi todos los días: A una u otra hora, hacia el med...

Querida Transición

          Querida Transición: Llevo toda una vida contigo, y no puedo decir que no me hayas decepcionado, porque lo has hecho, y mucho. Quizás es que yo era muy joven y ya se sabe, los jóvenes lo queremos todo y lo queremos ya. O quizás es que ya naciste en la discordia, con aquellas Junta Democrática y Plataforma Democrática enfrentadas, Partido Comunista más aquel señor raro llamado Calvo Serer versus Partido Socialista más casi todos los demás, cada una por su lado y prácticamente irreconciliables. Aunque consiguieron unirse en aquel artefacto raro que vino en llamarse Platajunta, matrimonio de conveniencia donde los haya, ya que lo otro se parecía demasiado, a los ojos de los viejos del lugar (que teníamos bien cerca para oírles repetirlo machaconamente: Eran nuestros padres), a las peleas de la República de la que nadie quería acordarse.           Y digo que llevo toda una vida contigo, pero realmente no sé cuándo llegaste...