Héroes y villanos
Después de una porrada de años, he vuelto a hacerlo: Tenía casi terminada esta entrada del blog, y, en lugar de guardarla, cerré sin grabar. No es que me pueda quejar, porque me casé con Salva por culpa de algo parecido: Había conseguido cargarme el sistema operativo de mi Amstrad, le conocí en una cena de amigos y, cuando me enteré de que era informático, le invité rápidamente a comer para que me arreglara el desaguisado. Creo que tuvo algo que ver el escote que llevaba aquel día, pero él siempre lo negó. El caso es que casi tenía terminado el tema y lo tengo que reconstruir. No sé cómo saldrá. Sí que tenía clara la estructura en dos partes, siguiendo el título. Sólo me faltaba poner palabras a la conclusión, porque en mi cabeza también estaba clara: El deporte, todavía (¿pero por cuánto tiempo?) es el paradigma de todo lo limpio y lleno de valores, y Rafa Nadal era -y digo era- el paradi...