Mi cuñada Marta
Hace algunos días mi cuñada Marta, en un intento heroico por sacarme de casa (reconozco que es casi imposible sacarme de casa últimamente) consiguió interesarme con un curso de flores. Aunque no exactamente de flores, sino de confeccionar centros de mesa que duren pero que no sean de plástico o de tela, sino de flores naturales tratadas para que se conserven. Total, que voy al curso, toda contenta, con una idea preconcebida: el centro se podrá en algún lugar del salón que, como está pintado de gris, tendrá que ser verde y naranja, dos colores que van bien con el gris pero, a la vez, no hacen daño a la vista. Sólo dan un toque de color -por el naranja- pero algo sobrio, que no destaque demasiado. Y vamos al curso. Y yo toda contenta, con mis verdes y mis naranjas, mientras el resto de alumnas se vuelven un poco locas metiendo en sus jarrones todo tipo de ramas, ho...