Dicen los científicos
Ayer fui por primera vez al cineclub de mi pueblo. Es un cineclub con raigambre: Dentro de unos días celebrará su décimo aniversario. Pero yo soy retrasada para todo; como decía mi profesor de filosofía en el colegio, "Se estima que el uso de razón se adquiere a los catorce años -excepto en el caso de Botas (era yo), que será hacia los ochenta...-". Creo que aquello me ha tranquilizado bastante a lo largo de mi vida, ya que me ha evitado ansiedades y falta de fe en si alguna vez llegaré a la edad adulta: El Padre Pais nunca se equivocaba.
Siguiendo con lo nuestro: Me encantó. Se había elegido una interesante -y divertida- película sobre la primera huelga de mujeres por un salario igualitario en el Reino Unido, con frases tan célebres como "Eres el hombre más importante de mi gabinete" (le dice Harold Wilson, Primer Ministro, a Barbara Castle, Ministra de Trabajo), o "Yo luché contra Rommel en el desierto, y eso fue un paseo comparado con el miedo que me da hablar con estas damas" (el sindicalista que las apoya antes de comenzar una reunión con ellas). El punto de vista de los que creen que las mujeres ejecutivas son tan excepcionales que vale la pena cambiarlas de lugar en el tablero del sexo, junto a los que respetan la fortaleza de las mujeres porque las conocen bien (el sindicalista nos desvela después que su madre tuvo mucho que ver con su opinión sobre las mujeres trabajadoras). Y entre los dos, la figura de la mujer inteligente y valiosa la que mandan a la cocina en cuanto dice algo inteligente pero inconveniente; es decir, en cuanto emite una opinión que discrepa y, para colmo ¡es mujer!, está bien argumentada.
Pero la peli no fue lo mejor. Porque ya se sabe que a los cineclubs se va por las tertulias. Y, efectivamente, en la tertulia descubrí un montón de cosas que ya había olvidado, como que las maneras de mirar lo mismo son infinitas y cada una nos lleva a una conclusión diferente; que todas las conclusiones son válidas; que se aprende mucho de los otros enfoques que no son el tuyo; que, cuando escuchas y preguntas, al final, las conclusiones de unos y otros se van ajustado y se acaban pareciendo; que por el camino has aprendido, te has enriquecido y te has hecho algo más humilde... Todo lo que ya sabía pero que no había practicado en los últimos años, en parte por la pandemia y en parte porque, antes de la pandemia, había sido directora -buena directora, espero- y, como todo el mundo sabe, a una directora se le puede discutir, pero decirle que habla mucho, o que cuenta batallitas... Ya digo desde aquí que muchos se atrevieron a discutirme proyectos y aprendí mucho de esas discusiones, pero ninguno se atrevió nunca a decirme que hablaba demasiado. En fin!
Dicen los científicos que el hemisferio izquierdo del cerebro se ocupa de lo ya sabido y que el derecho sólo se activa cuando se aprende una cosa nueva, lo que significa que, según vamos cumpliendo años, si nos gusta nuestro espacio de confort y no ampliamos nuestra curiosidad hacia algo desconocido, nuestro hemisferio derecho se va ralentizando -o reduciendo, no sé muy bien- y los dos hemisferios acaban por ser totalmente dispares, uno trabajando full time y el otro inactivo.
Cuando cumplí 55 años, me sentí bastante frustrada porque mis amigos del BBVA, mi primer trabajo, se estaban prejubilando y dedicando a sus hobbies, así que decidí que, aunque yo siguiera trabajando, iba a vivir "como si..." y buscarme un hobbie al que dedicarle tiempo, "como si" estuviera prejubilada también. Y empecé a aprender piano, que era algo que había retrasado siempre "para cuando me jubilara". Me encantó. Todavía me encanta. Y sigo. Pero, claro, eso fue hace diez años, y como modo de activar mi hemisferio vago ya no sirve.
Resumiendo: En este periplo , no sé si este cineclub me ayuda. Porque, realmente, esperar mi turno de palabra, hablar poco, ser civilizada sin apabullar en un grupo de amigos, hace mucho que no lo practico, pero nuevo no es, aunque quizás sirva por las telarañas que tiene. En todo caso, voy a dar una oportunidad a mi hemisferio vago para que salga del impasse como pueda, que, al fin y al cabo, una inconsciente como yo le ha dado muchas oportunidades de asomarse a lo desconocido y picar en cosas nuevas, a veces mirando por un agujerito y a veces algo más adentro y peligroso (¿os acordáis de aquello que dije al principio y que todavía no tengo, "uso de razón"?
Así que, mi conclusión sobre el cineclub es como la peli que he visto: Optimista, con valores importantes como el apoyo en el grupo y el humor, perfecta en los detalles: Una buena elección. El cineclub con la peli y la mía con el cineclub. Por cierto, la peli se llama Salario Justo.
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