Esos pijos supercultos
El mundo y la historia están llenos de ejemplos de seres inteligentes que hacen cosas extraordinarias. Y entre esos seres inteligentes yo destacaría a los pijos supercultos. Y no hablo de los que van por el mundo con complejo de superioridad y escupiendo en el ojo a los simples mortales, sino a esos señores y señoras que entienden la buena educación como ser respetuoso y no pisar a los demás, que saben un poco o un mucho de todo pero no alardean y que generalmente tienen buen gusto para las cosas materiales. Pues bien, esos señores y señoras, cuando además de lo anterior tienen la rara cualidad de ser curiosos, podrían llamarse, por ejemplo, Fernando Schwartz.
Y de él quiero escribir hoy, porque, en mi ímproba tarea de seguir sacando libros al banco de mi plaza en verano, este 2025 le ha tocado a la colección de Premios Planeta, que ha ido a reposar dulcemente al sol de agosto hasta que una mano amiga los ha hojeado, sopesado, remirado y, por fin, hecho un hueco en su vida y llevado a un nuevo hogar. Pero antes de sacarlos a la dura intemperie he hecho un expurgo, y me encontrado, entre otras pequeñas joyas (y he de decir que pocas, porque a los premios Planeta creo que casi siempre les sobra el adjetivo "literarios") su novela La conspiración del golfo, que, sabiendo que Fernando Schwartz fue varios años embajador en Kuwait, podéis imaginar que el golfo no es un señor.
Y no es que estemos ante una joya literaria, aunque sí está bien escrita y sí mantiene la intriga hasta el final, pergeñando una historia que bien podría ser cierta. La novela se lee bien, pero lo asombroso es que está ambientada en 1980, escrita en 1980, y la trama, los actores, la situación política y el enquistamiento que desarrolla tienen el mismo nombre que hoy: Gaza. Y ahí entra la gran sabiduría política y filosófica del pijo superculto, porque cuenta la historia de un modo magistral. Así que, sin destripar la trama, ahí va el análisis de lo que no ha variado en cuarenta y cinco años, made in Fernando Schwartz:
Los israelíes quieren hacernos creer que son la raza maldita porque peregrinan desde hace dos mil años. Y en su odio bestial se dedican a destruir todo lo que tocan. Fíjate en lo que están haciendo en el Líbano... Y sabes por qué? Porque no pueden permitir que en la puerta de su casa haya una sociedad multirracial y multiconfesional que vive en paz ... Sería la prueba de que pueden convivir los dos Estados (nuestra visión occidental )
No puede medirse a todo el mundo árabe por el mismo rasero. El Islam, el Corán, no han sido instrumentos de homogeneización; somos nosotros los que queremos ver en el mundo árabe una monotonía igual. Lo único que ocurre es que, con la excepción de Egipto, esta gente aún no ha salido de la estructura tribal. Yo diría que, incluso, aún carecen de identidad propiamente dicha (nuestra visión occidental )
-Nunca aceptaré un Estado enemigo independiente dentro de lo que considero mis propias fronteras. Un Estado de terroristas asesinos...
- Está usted diciéndome que nunca dejará las armas porque nunca aceptará un status quo en el Oriente Medio. Durante toda su vida rechazará usted plan tras plan de paz si la paz depende de alguna concesión por parte suya
-Pero por qué quieren los palestinos establecerse en dos miserables trozos de desierto como son Gaza y Cisjordania? Por qué no se van a otra parte?
- Porque eran suyos (diálogo entre un político norteamericano y un político israelí)
Nota: Las mujeres de la novela son pocas, occidentales, guapas guapísimas y floreros que no pintan nada en la trama. Muy de novela de espías y/o aventuras, si se me permite
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