Patatas con bacalao

         Hace tiempo que busco la receta de patatas con bacalao de mi abuela, sin encontrarla. A mi madre no le gustaba la cocina y sólo comenzó a cocinar -tirando mucho de filete, que era lo cómodo- cuando mi abuela murió, más o menos a la edad que yo tengo ahora. Pero nunca aprendió lo que mi abuela podía enseñarle, porque aprovechó para desaparecer de casa y largarse a trabajar, primero con mi padre en la misma pescadería y después en diferentes tiendas que fueron comprando con un sistema que supongo era clásico en aquellos años, los sesenta y setenta: Abrías una tienda, y contratabas empleados; para un comercio mediano, con dos o tres tenías bastante. Cuando alguno destacaba, le "interesabas" en el negocio, es decir, pactabas con él un tanto por ciento de los beneficios, antes de que la competencia le ofreciera algo mejor, y, a partir de ahí, ya era sólo cuestión de tiempo que te planteara quedarse con la tienda o marcharse a poner la suya propia. Y vuelta a empezar... Así llegaron a tener mis padres hasta tres pescaderías sucesivas, y era una situación inédita para la época, porque, mientras mi padre era "sólo" socio de mi tío abuelo en la pescadería de éste último, mi madre era la empresaria de las tiendas que compraban, en una época en la que los maridos tenían que firmar un permiso para que sus cónyuges pudieran trabajar... en trabajos remunerados, porque los de "mujer de su casa" ya los hacían sin permiso de nadie.

        El caso es que mi madre, gracias a la abuela, se libró algunos años de los trabajos de "mujer de su casa", y nos encontramos con que no sabía hacer la o con un canuto cuando nos quedamos solos. Pero tampoco tenía muchas ganas de aprender, así que cogimos una "chica" y ella siguió trabajando y la "chica" apañándose como podía, con lo que la cocina de la casa se resintió mucho, pero mucho. 

        Y aquí viene la historia de hoy: El guiso estrella de mi abuela eran las patatas con bacalao. Yo acabé harta de ellas, no porque no me gustaran, sino porque era un plato que se repetía hasta la saciedad, en casa y supongo que en muchas otras casas: Recuerdo que en la peli La familia y uno más, secuela de la inolvidable Gran familia, hay una secuencia en la que el padre convence a la hija, que quiere salir de la monotonía de las comidas, de que el plato fetén son las patatas con bacalao por sabrosas, baratas y fáciles de cocinar. Y lo de barato debía ser verdad, aunque ahora el bacalao esté por las nubes.

        El caso es que mi abuela hacía unas patatas con bacalao que, según toda la familia de tíos, primos, cuñados y otros animales, nadie las hacía igual. Y, con el tiempo, cuando mi madre fue muy anciana y estuvo en mi casa muchos meses con una convalecencia realmente pesada, me desveló el misterio de los maravillosos guisos de la abuela: Había hecho un curso de alta cocina!

        En un primer momento, creí que era broma. Una mujer de pueblo, con un  marido paralítico y ocho hijos que sacar adelante no estaba para florituras. Pero resultó que tenía su lógica: Mi abuela, precisamente para sacar a sus hijos adelante, después de trabajar sus tierras iba a cocinar para la alcaldesa (la mujer del alcalde, no pensemos cosas raras) de Rabanal del Camino, un pueblo cercano donde ya iba todos los días mi madre a hacer compañía a la alcaldesa. Mi madre, que era muy melosa y muy guapa -las gordas guapas que entonces estaban de moda-, caía muy simpática a la alcaldesa, que necesitaba una persona joven y alegre para distraerse, así que escogió a mi madre como una especie de "señorita de compañía" para que le diera conversación, la acompañara en sus paseos y fuera su confidente, en general. Y detrás de mi madre (o antes, de eso no me enteré muy bien) fue mi abuela a hacer de cocinera. Todos salían ganando, porque la alcaldesa, que tenía un gran corazón, además de pagar a mi madre y a mi abuela por sus servicios, les daba a escondidas unas enormes bolsas de comida, que buen servicio hacían en casa de mis abuelos.

        Pero al alcaldesa era una mujer muy inteligente, y un día pensó que, si daba algún curso a mi abuela con lo bien que cocinaba de natural, podía ahorrarse el dineral que le costaba traerse un "catering" (no sé cómo se llamaría entonces) de Astorga cada vez que había de dar una comida de postín al Obispo, el Presidente de la Diputación y el resto de autoridades que iban a la fiesta patronal, al Corpus, a la Confirmación anual de los niños y otros eventos. Así que la mandó a Astorga a un curso de alta cocina, y mi abuela lo debió aprovechar muy bien, porque cocinaba como los ángeles. Tan bien cocinaba, que yo desde entonces sólo puedo comer cosas perfectas de cocina y de calidad. Cuando no hay, me atiborro de pan, que casi siempre está bueno. Aunque también distingo las calidades en el pan, así que ser tan exquisita se ha convertido en un suplicio.

        Y ahora no encuentro las patatas de mi abuela. Tengo libros de recetas con bacalao, he buscado en internet... pero en unas les falta algo y en otras les sobra. Y tengo la fotografía del plato en la cabeza, creo que con sus ingredientes, si me fío del sabor de mis recuerdos: patatas, bacalao, pimiento verde, tomate, pimentón como todo guiso maragato que se precie... Así que creo que me lo voy a inventar, a ver qué sale. Espero que me ayude la abuela.

        





Comentarios

  1. No he querido establecer un canon con las patatas de la abuela, he debido explicarme fatal para que se me entienda así. Simplemente voy recuperando a veces en este blog cosillas y recuerdos para ir entendiendo cómo he llegado hasta aquí, en qué tiempo he vivido. Pero no soy de las que piensan que el pasado es modelo de algo. Cualquier tiempo pasado no fue mejor, sólo fue pasado.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Una vida larga y feliz

Dios está con nosotros

El que tiene un pueblo tiene un tesoro

El 8 de marzo y Cervantes

Es la brecha digital, ¿estúpida?

Qué asco, otra vez jamón!

A dónde va Europa

Lo que nos define

Cuando somos malas, somos malísimas

Algo más que flores