Un año de mierda
Acabo de volver de mi segunda clase de lenguaje musical, en el centro cultural del ayuntamiento de mi pueblo y me he vuelto a acordar, como me ocurrió con la primera, mi leve, pero precioso, paso por el Conservatorio. El Real Conservatorio de Música, que así se llamaba, estaba entonces en la plaza de Isabel II, compartiendo edifico con el Real, el teatro de conciertos de aquellos años. Me había matriculado en horario de mañana porque la tarde la iba a tener completa con las clases de la universidad, en mi primer curso de Ciencias Políticas, o eso creía yo. A mí por aquel entonces me gustaba toda la música, en general -más o menos como ahora- así que no me importó que en el Conservatorio me obligaran a hacer un curso de solfeo antes de estudiar piano: Solfear también era precioso. Aunque lo que más me gustaba eran mis compañeros de clase. Porque allí estaban los dos típicos cursis, treintañero con un poco de barriguita y ...